El trabajo no es solo trabajo y ya. El trabajo es un constante compartir de vivencias y de anécdotas con personas que se vuelven parte de nuestro camino, de nuestro presente, de nuestras vidas, de nuestra familia.

Alex fue mucho más que una compañera. Su trayectoria por Cargill fue el pretexto para que muchos de nosotros nos sintiéramos bendecidos día a día con la oportunidad de haberla conocido. En cada viaje, en cada visita, en cada reunión y en cada hora de trabajo compartida nos dejaba ver no sólo su vasto conocimiento y sus ganas por alcanzar sus metas y propósitos, sino también esa cualidad humana de guiar, apoyar y enseñar; ese deseo genuino de dar sin recibir nada a cambio. Alex fue una gran mentora para muchos aquí, muy pocos saben tanto de reproductoras como ella sabía. Pero volvemos al tema, el trabajo no es solo trabajo y ya. 

Alex siempre fue una mujer alegre, íntegra y auténtica y en Cargill lograba impregnarnos de su amor de madre, su amor de hija, su amor de familia. En las celebraciones, tenía una manera divertida de gozarse las fiestas y el baile, y celebraba la vida de sus compañeros más allegados como un gran acontecimiento, recibiéndolos en su casa con champús y aborrajados y con una sonrisa que quedará marcada siempre en nuestros corazones. 

En sus rutas para visitar clientes, Alex aprovechaba para dormir en el carro, era casi automático que se quedara dormida tan pronto el carro empezaba a andar. Habíamos llegado al punto de camaradería y confianza plena como para que ella supiera que nosotros, sus compañeros, velaríamos por su seguridad. 

Para muchos de nosotros fue confidente, consejera, guía y amiga; para algunos, una hermanita de la vida, una cómplice de proyectos; y para otros de las mejores técnicas de avicultura de Provimi, una persona con quien tener discusiones técnicas sustanciales y una figura de inspiración y profundo respeto.